Druda, el vigilante de la obra
«En la oscuridad pierdo los sentidos,/ lentamente los túneles aumentan la distancia/ y me separan de ti que tanto te amo./ Y cuánta soledad, cuánta tristeza…/ Pese a no verte nunca, palpo tu odio./ No nos encontraríamos ni que fuésemos juntos./ No. No me escuchas. ¿Por qué no me olvidas? »
Cuando la relación afectiva con los demás ha sido posible, cuando incluso se ha podido realizar pero ha sido abandonada en beneficio de un amor exclusivo de sí mismo, se puede generar una angustia: la de la soledad y el vacío afectivo. La búsqueda de un sustituto afectivo válido conduce a menudo al narcisista a darse interiormente a un doble ficticio, situación de tensión y conflicto interiores que vive el personaje y su doble que hizo desaparecer en el pasado y que ahora vuelve.